DIARIO DE FITERO

Día 6 de abril. Tudela.

Como último día, y ya en ruta de regreso, se trataba de llegar a comer (2,30 h.) al restaurante Casa Remigio de Tudela, muy cerca de la Plaza de los Fueros, que parece ser la gran plaza de la parte antigua, lo que en otras muchas ciudades y pueblos de España es la Plaza Mayor (exento el nombre de connotaciones que no hagan referencia al tamaño). Por la mañana, antes de emprender la ruta, hacemos tiempo explorando (con coche) los alrededores del balneario. Una vez en Tudela, como en todos los sitios que no conoces, el problema es dónde aparcar, finalmente encontramos sitio gratuito en un descampado ya a la orilla del Ebro, donde un cartel advierte de que estás en una zona inundable. Antes de la comida tenemos tiempo de acercarnos al mercado municipal y comprar algunas verduras de la temporada: alcachofas, espárragos, tirabeques, etc. Vemos que el mercado mantiene numerosos puestos cerrados, lo que transmite, como en tantos otros mercados que conocemos, una triste sensación de decadencia. La comida en Casa Remigio no defrauda a nadie. A la salida nos despedimos del grupo de amigos que viven en Soria: Carmen (la pintora), Carmen (la maestra), Carmelo (el cura) y Olga (que no vive en Soria, pero en esta ocasión los acompaña). De vuelta, ya en dirección a Ejea damos alcance, en plenas Bardenas Reales, a un aparatoso convoy especial que traslada una viga de enormes dimensiones, lo que imposibilita el adelantamiento y nos obliga a transitar a paso de “convoy con viga”. Por desgracia la viga lleva exactamente la misma ruta que llevamos nosotros y sólo la perdemos de vista 50 kilómetros después,  en el cruce de Erla, al elegir nosotros, como vía alternativa, la dirección de Ayerbe.