El cineasta austro-húngaro Géza von Cziffra en el libro que dedica a Joseph Roth (El santo bebedor. Recuerdos de Joseph Roth) cuenta el modo en que por orden del emperador José II (Josef Benedikt August Johann Anton Michael Adam von Habsburg Lothringen, 1741 – 1790) se impusieron apellidos alemanes a los judíos de Galitzia por parte de los funcionarios, de los que no se esperaba desde luego ninguna imaginación especial. En el libro no queda claro del todo si es Roth mismo el autor de esa descripción, aunque parece, o es de suponer, que así es. Allí se dice que los funcionarios empezaron por poner como apellido los colores: Schwarz (negro), Weiss (blanco), Braun (marrón), Grün (verde) y el propio Roth (rojo), etc. Después los colores con un sustantivo: Grünstein (piedra verde), Blaustein (piedra azul), así sucesivamente se colorearon todas las piedras. Además la piedra sola: Einstein (una piedra) o la piedra junto a otro objeto: Ohrenstein (piedra de oreja), etc. Después los más afortunados recibieron estrellas: Morgenstern (estrella de la mañana), Sonnenstern (estrella solar) etc. o Stern sin más. Finalmente se pasó a nombres de localidades de la región, independientemente de que las personas procedieran de allí o no. Lo peor era cuando esos funcionarios, a menudo chispados, pretendían divertirse y hacerse los graciosos colocando apellidos, que no hace falta especificar, con un significado feo y a menudo ofensivo o grotesco. Lo que había que aguantar en el imperio.