Explico que la Geometría Euclidiana (o Geometría Plana) se encarga de representar figuras y de resolver problemas gráficos sobre el plano de dibujo, sobre el papel; son problemas en dos dimensiones: largo y ancho. Que para representar sobre el papel, con exactitud suficiente y útil, el volumen de los objetos que imaginamos o que ya existen en el espacio, que tienen tres dimensiones: largo, ancho y alto, tenemos unos recursos de dibujo que llamamos Geometría Descriptiva y que bajo ese nombre agrupa los llamados Sistemas de Representación: el Sistema de Planos Acotados, el Sistema Diédrico y las perspectivas: la Axonométrica, la Caballera y la Cónica. Entonces el listillo de la clase: Hugo, levanta la mano y sin esperar a recibir el permiso para hablar se lanza a decir que hay otra dimensión: la cuarta, que ha visto un documental sobre el tema. Le digo que lo explique, se embarulla con la explicación y no podemos entenderle nada. No es fácil explicarlo y yo tampoco lo explicaré, sobre todo porque no lo entiendo ni me lo puedo imaginar. Estoy acostumbrado a entender e imaginar las cosas de las que puedo construir una imagen visual y esta no es una de ellas. ¿Y si no existieran solo cuatro dimensiones sino cinco, diez o veinte? Pienso en esa inmensa variedad de seres con los que compartimos el mismo mundo y que inevitablemente han de entenderlo de manera distinta a nosotros. ¿Qué pensar del mundo de las hormigas o del mundo de las abejas, por centrarnos en dos tipos de insectos que nos son familiares? ¿Cuáles son sus dimensiones? ¿Y cuáles son las dimensiones que interesan a un árbol, a un hongo gigante o a una brizna de musgo? Y si nos vamos a seres más pequeños, esos que apenas se ven o que no se ven en absoluto: ¿Cuáles son sus perspectivas, cuál su geometría, cómo es su manera de estar y entender este mismo universo en el que coexistimos todos?